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Festival Nacional de Doma y Folklore

El Festival Nacional de Doma y Folklore se ha convertido en un evento increíble en la Argentina de hoy. Gente de todos lados se junta para celebrar la luz y el alma. A todos los une el deseo de disfrutar de la fiesta y la belleza de las tradiciones locales.

por María Luisa Mendez

Contenido
Festival Nacional de Doma y Folklore

Categoría

Información

Nombre oficial

Festival Nacional de Doma y Folklore

Tipo de evento

Festival popular / cultural / musical

Primera edición

1966

Frecuencia

Anual

Mes de realización

Enero

Duración

10 noches consecutivas

Lugar

Anfiteatro José Hernández, Jesús María, Córdoba, Argentina

Organiza

Comisión del Festival de Jesús María

Actividades principales

Jineteada (doma tradicional), música folklórica en vivo, gastronomía típica

Géneros musicales

Folklore argentino, tango, música popular tradicional

Artistas destacados

Soledad Pastorutti, Los Nocheros, Chaqueño Palavecino, Los Tekis y más

Importancia cultural

Uno de los festivales más importantes del folklore y la tradición gaucha en Argentina

Asistencia

Más de 100.000 personas por edición

Cada semana de enero, la ciudad argentina de Jesús María, situada en la provincia de Córdoba, se llena del sonido de las guitarras, el ruido de los cascos de los caballos, el aroma de la carne asada y las voces alegres de las personas que han llegado a la hora señalada al lugar de encuentro. Aquí tiene lugar uno de los eventos culturales más importantes del país, el Festival Nacional de Doma y Folklore. Este evento no es solo una reunión de invitados. Es algo más grande y significativo. El festival une las tradiciones de Argentina, su música, la equitación y el arte popular. El Festival Nacional de Doma y Folklore se ha convertido en un verdadero símbolo de la cultura gaucha y del alma folclórica de la nación.

El festival reúne cada año a más de 100 000 personas. Aquí se dan cita tanto los habitantes locales como turistas de todo el país y del extranjero. En el evento también se pueden encontrar artistas, artesanos y jinetes de diferentes nacionalidades y religiones. La fiesta acoge con los brazos abiertos a todos los que se sienten atraídos y desean divertirse de verdad con el alma y el cuerpo. La magnitud de la fiesta la convierte en el mayor evento folclórico de Sudamérica. Para muchos argentinos, este festival anual no es solo un espectáculo, sino una oportunidad para conectar con sus raíces, sentir la conexión con sus antepasados y transmitir este amor por las tradiciones a sus hijos, los gauchos, las futuras generaciones que cantarán las alabanzas de las anteriores.

Historia y origen del festival

La idea de crear el festival surgió en 1965 por iniciativa de los habitantes de Jesús María, preocupados por la necesidad de recaudar fondos para el desarrollo de la educación. Los organizadores no solo querían celebrar un acto benéfico, sino convertirlo en un acontecimiento cultural significativo que se recordara por su amplitud y colorido. Así, en enero de 1966 se celebró el primer festival, que reunió competencias de jineteada y actuaciones de grupos musicales locales. Fue un evento inolvidable que conquistó los corazones de los habitantes y visitantes del pueblo. Por supuesto, tras este evento surgió la idea de continuar con la tradición de celebrar un evento de tal magnitud cada año. Pronto, el festival se convirtió en una fiesta muy esperada, con muchas sorpresas y alegría para todos los participantes y espectadores.

Desde sus inicios, el Festival Nacional de Doma y Folklore recibió un gran apoyo por parte de las autoridades locales, las instituciones educativas y las asociaciones de gauchos. En pocos años se convirtió en un evento nacional, convirtiendo a Jesús María en un punto de referencia en el mapa del turismo cultural.

Se pueden destacar los siguientes hitos en el desarrollo del festival:

  1. 1. 1966. Se celebra el primer festival en un anfiteatro al aire libre. Es a partir de esta fecha que se cuenta el resto de los acontecimientos del festival. Y fue precisamente esta fecha la que marcó el inicio de la inclusión de Jesús María en el mapa de lugares destacados donde se celebran eventos tan notables. Pronto se enteraron las ciudades vecinas, que se convirtieron en fieles seguidores de estos eventos anuales de tal envergadura.
  2. 2. 1972. Se suman al evento conocidos artistas nacionales. La festividad crece, los programas de conciertos se vuelven más amplios y coloridos, y la duración también aumenta. Ahora el festival no dura unos días, sino semanas, y se celebra cada año.
  3. 3. Años 80. El Festival Nacional de Doma y Folklore se retransmite por televisión. Ahora, no solo las ciudades cercanas conocen el festival, sino también otros continentes. En consecuencia, se amplía el número de visitantes, y ahora se da la bienvenida a todos los participantes. Acuden personas de diferentes regiones y países.
  4. 4. Años 90. Se amplía la infraestructura y los recintos para que los asistentes al festival tradicional disfruten de una estancia más cómoda. Ahora es necesario asegurarse de que todos los participantes tengan suficiente espacio y puedan encontrar una actividad que les guste.
  5. 5. Años 2000. El festival es conocido a nivel internacional. Esta fiesta se ha convertido en un evento mundial y multinacional. No hay fronteras, no hay un marco estricto para su celebración. Todo el programa se adapta a cada invitado, a sus intereses y comodidades.

Importancia del festival para la cultura argentina

El festival ha adquirido un papel fundamental en la conservación de la música folclórica argentina y las tradiciones del rodeo tradicional. Se ha convertido en un libro de historia viviente, un laboratorio cultural y un centro de divulgación de la artesanía popular. Aquí nacen nuevos movimientos de música popular, se realizan investigaciones y se organizan exposiciones dedicadas a las tradiciones argentinas. Todo el ambiente se llena de notas vivas de transmisión emocional.

El festival también involucra activamente a los jóvenes. Muchas escuelas y centros culturales de la provincia envían a sus alumnos a excursiones y prácticas durante el festival, creando así un puente entre generaciones.

Sobre el papel del festival en la cultura del país y del mundo, se puede decir que este evento sigue conservando y transmitiendo la tradición oral popular. Aquí se muestra de forma espectacular la riqueza de los estilos y acentos regionales, se apoya a los artistas y autores locales y se promueve activamente el reconocimiento internacional del patrimonio cultural argentino.

Principales actividades y tradiciones

El festival dura unos diez días y siempre se esfuerza por ofrecer a los visitantes un programa lo más completo y útil posible. Aquí se puede ver y participar activamente en competencias de jineteada, conciertos, talleres, ferias de artesanía, veladas literarias y exposiciones para todos los gustos y preferencias. Cada día de la fiesta está dedicado a un tema específico. Por ejemplo, un día el ambiente está impregnado de un contexto provincial, otro se da preferencia a un género musical o a un fenómeno cultural significativo. El tercer día, se ofrece a los visitantes una sorpresa en forma de entretenimiento para todos los gustos y edades.

Competiciones de doma

El evento central del festival sigue siendo la jineteada en Jesús María. Se trata de una forma única de montar a caballo, en la que los gauchos demuestran su habilidad para controlar caballos salvajes. Las competiciones se dividen en tres categorías, cada una de las cuales requiere un alto nivel de entrenamiento y preparación física.

Las categorías de jineteada se dividen en las siguientes:

  1. 1. Crina limpia. Espectacular exhibición del jinete, que se mantiene sin silla agarrado a la crin del caballo. Se trata de una actuación sorprendente y emocionante que no deja indiferente ni a niños ni a adultos.
  2. 2. Gurupa sureña. Se coloca una silla corta y se lleva un cinturón de cuero obligatorio para mayor seguridad. El jinete realiza acrobacias sorprendentes que impresionan por su resistencia y agilidad.
  3. 3. Bastos con encimera. En la actuación se utiliza una silla completa y espuelas, así como música en vivo.

Cada carrera dura entre 8 y 15 segundos, pero en ese breve tiempo los jueces evalúan la técnica, el estilo, el contacto con el animal, la estabilidad y la maniobrabilidad. No se trata solo de un deporte, sino de una demostración de entendimiento entre el hombre y el caballo, un ritual que proviene de lo más profundo de la vida rural.

Conciertos y actuaciones folclóricas

Cada noche, el escenario del anfiteatro se convierte en un escenario para la magia musical. Aquí tienen lugar espectáculos folclóricos que incluyen interpretaciones en directo de géneros tradicionales y espectáculos de danza. El programa se elabora con antelación y cuenta con la participación de artistas de renombre y jóvenes talentos.

Entre los participantes más destacados del festival se encuentran Soledad Pastorutti, estrella de la zamba contemporánea; Chaqueño Palavecino, la voz de las provincias del norte; Los Nocheros, popular grupo que fusiona tradición y modernidad. El Festival Nacional de Doma y Folklore también cuenta con intérpretes y artistas muy queridos, como Raly Barrionuevo, Horacio Guarany, Peteco Carabajal, Los Cantores de Quilla Huasi, Alberto Merlo, Los de Córdoba, Los del Suquía, Héctor Roca, Jorge Cafrune, El Chango Nieto, Abel Figueroa.

El Festival Nacional de Doma y Folklore ofrece al público diferentes géneros musicales para todos los gustos, así como turismo cultural. Entre ellos se encuentran los siguientes, muy apreciados por los participantes:

  • zamba;
  • chacarera;
  • malambo;
  • gato y escuela;
  • valses y coplas.

El festival se ha convertido en un importante punto de encuentro para músicos de diferentes estilos. Este lugar permite a muchos grupos amigos intercambiar experiencias y crear nuevos proyectos culturales. Y, de hecho, estos encuentros anuales unen, cohesionan y crean algo nuevo, que luego se presenta en todo su esplendor al público al cabo de un tiempo.

Ferias locales y gastronomía

Durante el festival, las calles de Jesús María se llenan de pabellones feriales donde se pueden ver y comprar artesanías argentinas. Se trata de productos tradicionales especiales de la artesanía popular, elaborados según técnicas antiguas. El homenaje a las tradiciones no pierde su relevancia y, cada año, estas atracciones deleitan a los espectadores con su belleza, frescura y singularidad.

En el surtido de la feria se encuentran artículos de cuero, como cinturones, sombreros, ponchos, diversos adornos tallados en madera y objetos de interior, vajillas de barro y cerámica, así como espuelas de plata centenarias y adornos al estilo gaucho.

Además, los visitantes del festival en Jesús María siempre pueden disfrutar de platos de la cocina tradicional argentina. Son especialmente populares aquellos que ya se han convertido en patrimonio de muchas generaciones, su orgullo y grandeza:

  • asado (carne cocinada a la brasa);
  • empanadas (pasteles salados rellenos de carne);
  • tamales y chumbia;
  • mate, vino y licores de producción local elaborados según recetas antiguas.

El Festival Nacional de Doma y Folklore es una auténtica fiesta del sabor, el aroma y el trabajo manual, donde todo el mundo encuentra algo especial, propio, cercano a su corazón. Y después de la noche de despedida, se lleva consigo ese pedacito de luz y calor, llenando su corazón de recuerdos agradables para todo el año, hasta el próximo evento de tal envergadura.

Lugar y organización

El lugar elegido para el festival es el anfiteatro José Hernández, construido especialmente para este evento. Tiene capacidad para 30 000 espectadores, cuenta con un moderno equipo de sonido e iluminación y está equipado con zonas para jinetes y animales. Cada detalle del evento está pensado con precisión y en proporción a las necesidades de cada invitado. Cada año mejoran los índices de hospitalidad y comodidad.

La organización del festival corre a cargo del municipio de Jesús María, la Fundación Festival Nacional de Doma y Folklore, la Asociación de Gauchos, el apoyo del Gobierno de la Provincia de Córdoba y patrocinadores de diferentes magnitudes y formatos. También apoyan el evento algunos participantes que desean contribuir de forma independiente a los actos festivos.

El festival colabora activamente con la televisión, las emisoras de radio y las plataformas de Internet, gracias a lo cual su programa está disponible para millones de espectadores en todo el país. Se puede disfrutar de la fiesta de los lugareños en cualquier continente, encuentro de músicos. Es una oportunidad única para conocer más de cerca las tradiciones locales y empaparse del espíritu de estos lugares, y tal vez incluso venir aquí en busca de emociones y auténtica alegría.

El impacto del festival en el turismo y la economía de la región

El festival tiene un impacto significativo en el desarrollo de la economía y el turismo de la región. Durante el festival, aumenta considerablemente la demanda de hoteles, restaurantes y servicios de transporte. Se crean puestos de trabajo temporales para cientos de trabajadores. Esto enriquece al país y ofrece muchas oportunidades para el desarrollo de la población local.

El impacto económico del festival es el siguiente:

  • Ingresos de las pequeñas y medianas empresas.
  • Popularización de Córdoba como destino turístico.
  • Aumento de las ventas de productos locales y artesanías.
  • Aumento del capital cultural de la región.

Además, el festival se ha convertido en una plataforma para el desarrollo de nuevas actividades. Aquí se han extendido activamente el agroturismo, los programas de excursiones y las vacaciones familiares al estilo de la «Argentina tradicional». Y esto no es todo. Cada año surgen nuevas tendencias que contribuyen a enriquecer la cultura y a alimentarla con diferentes facetas de posibilidades.

Conclusión

El Festival Nacional de Doma y Folklore es un testimonio vivo de la fuerza de la tradición nacional y del amor del pueblo por su tierra. Se trata de un festival tradicional en el que se entrelazan la música, la danza, la destreza de la jineteada en Jesús María, el espíritu gaucho y la riqueza del folclore. Su contribución a la conservación del patrimonio cultural es incalculable.

Cada año, el festival sigue creciendo y mejorando, manteniéndose fiel a sus raíces y abierto a lo nuevo. No solo une a los argentinos, sino que abre el alma del país al mundo entero. Esto se logra a través de sonidos, imágenes, sabores y emociones incomparables que permanecen en la memoria por mucho tiempo. El Festival Nacional de Doma y Folklore se ha convertido en el verdadero corazón de Argentina, que late al ritmo de los cascos de los caballos y las cuerdas de las guitarras.